lunes, 1 de diciembre de 2014

Viajar por viajar...

Mucha gente me pregunta el porqué viajo. Y yo les respondo con una sonrisa, que viajo por viajar. Pero me miran con cara de duda y desconfianza ¿viajar por viajar?... y yo les vuelvo a sonreír asintiendo.

Es que, viajar por viajar engloba mucho más que el concepto y palabra enunciada. Pues no se trata únicamente de desplazarse desde un punto A para llegar a otro punto B o C. El concepto es más complejo, porque en la medida que uno sale a lo desconocido e incierto, es cuando más se puede conocer el yo interior. Y es al mismo tiempo, en esos momentos cuando se ganan certezas sobre las distintas realidades y mundos mentales que nos rodean.

Pero, honestamente es difícil explicar el motivo e importancia del viajar por viajar a personas que todavía no han hecho un viaje. Aunque antropológicamente, las ganas de andar sean inherentes a nuestra naturaleza, se han dejado de lado por las comodidades de la modernidad. Quizás leyendo esto se reactive esa parte instintiva de exploración, quizás se motiven los indecisos(as), o quizás no…pero tenía que escribirlas.

Viajar por viajar, visto en teoría es un hecho abstracto y vacio de significado. Parece algo innecesario y hasta hedonista, y es sin duda todo lo contrario. El viajar por viajar cobra sentido con la experiencia, con el hecho de hacerlo, con darse cuenta que la vida no sólo se debe medir como una carrera de egos, por las libertades y restricciones del dinero y sobre todo, por el paralizante miedo a lo desconocido. Es que si no fuera por los viajes la tierra todavía seguiría siendo plana y el mundo se perdería el sabor del chocolate.

Viajar por viajar, en mi historia de adulto es ponerme a prueba en situaciones en las que no tengo control ni mayor información. He querido aprender a tomar decisiones rápidas, claras y en lo posible asertivas en distintas situaciones y lugares. Y la mejor manera es saliendo de la realidad inmediata y conocida, o sea, viajando.


Con los años he podido conocer muchos países, ciudades y lugares. He conocido gente increíble, amores intensos y experiencias fantásticas. Viajando se puede ver que el mundo está ahí, disponible para quien lo busca. Con el tiempo se asume una ciudadanía mundial. Un privilegio de ser parte de ningún lado específico y al mismo tiempo de todas partes. Las fronteras y nacionalidades se diluyen en amistades y compartiendo unos tragos de cerveza.

La vida es un viaje, a veces algo accidentada. Otras veces con largas esperas y mareos. Y en otras ocasiones, muy corta e intensa. En esencia todos somos potenciales viajeros. Solo necesitamos un empujoncito para hacer algo distinto. Un día hacer un click a la rutina y mirar el cielo y preguntarse al ver un avión pasar ¿adónde irá? ¿Qué motivó a esa gente a tomar ese vuelo? ¿Qué sueños tendrán?

A mí una vez me pasó que salí de casa y volví siendo otro. El resto es historia…

No hay comentarios:

Publicar un comentario